Ex membros del GAP dispuestos a gesto de reconciliación

Algunos integrantes de lo que fue el GAP – Grupo de Amigos Personales del Presidente Salvador Allende – solicitarán en los próximos días un encuentro con el comandante en jefe del Ejército, Ricardo Izurieta, con la idea de encaminar un gesto recíproco que – espera – contribuya a la reconciliación.

Isidro García – quien, como GAP, el 11 de septiembre del '73 se opuso al golpe desde el Ministerio de Obras Públicas junto a otros 5 escoltas de Allende – dijo a LA NACION que desde que asumió Izurieta esperan concertar una entrevista con él. La intención de éstos es que el general pueda decirles el paradero de los miembros del GAP que fueron hechos prisioneros en La Moneda, mientras ellos se comprometerían a un gesto de reparación con las fa milias de los soldados caídos a los que ellos dispararon en defensa del Presidente Allende.

"Ese día – dijo – se libró una batalla, si nuestros compañeros hubieran caído combatiendo, no nos quejaríamos, pero no fue así porque ese día no perdimos ninguno fuera de La Moneda", afirmó.

Los ex GAP estarían dispuestos a realizar algunos gestos: "Quisiéramos hacer algo, un homenaje a los jóvenes soldados que cayeron en la Plaza Bulnes", dijo García.

Según el ex escolta, les interesa decirles a las familias de los militares que cayeron que "nos vimos en la obligación porque estábamos defendiendo al Presidente elegido democráticamente. No fue algo gratuito".

García recordó que el "once" los escoltas de Allende opusieron una gran resistencia al ataque a La Moneda,en particular desde el edificio del MOP.

"Queríamos defender al Presidente y a la Constitución que estaba siendo traicionada con el golpe", enfatizo García, y agregó que "tuvimos que tirar contra soldados chilenos, no podíamos hacerlo e otra manera; fue así como en la Plaza Bulnes, cayeron muchos soldados".

Para los ex GAP el hecho de que el Ejército aún no señale el paradero de los cuerpos de los detenidos ese día en el palacio de gobierno, pone en cuestión "su honor".

Caterine Galaz, Santiago

La Nacion, 4.9.1998